El 7 de Julio hace treinta años que es mi día preferido de todo el año, primero porque es mi cumpleaños y además, porque históricamente me preparo para la ocasión como si fuera una reina.
Mi abuela acostumbraba llevarme a comprar un vestido para que usara el día de la fiesta y mamá se encargaba siempre de organizar el agasajo. Tengo los mejores recuerdos de esos días y aveces me cuesta dejar a esa niña de lado, por lo que el 7 de Julio sigue siendo en lo personal el día en el que me gusta celebrar la vida.
Todo el mundo me advirtió que el cambio de década es algo sumamente especial porque «te cambia la cabeza y la forma de ver las cosas. Se cierran ciclos». La verdad no les di mucha bola porque consideraba que un número más o un número menos no hacía a lo que a uno le pudiera pasar.
Hace diez años que en el momento de pedir deseos pienso en «Irme a vivir a New York». Finalmente con el comienzo de la tercer década y brindando en Madison Av…de Palermo (sí, en Buenos Aires) me di cuenta que «el cambio de cabeza» había llegado. Este año mi deseo fue otro. No sé si fueron los treinta o los Campari riquísimos que venía sumando, pero finalmente entendí que «no hay mejor lugar que casa». Y casa es Buenos Aires. Casa es tomarme la línea A y viajar parada. Pero también, casa es estar rodeada de la gente que más quiero.
Nunca me sentí más a gusto con estar en casa, ni más feliz de estar acompañada por las personas que hace treinta años son parte de mi historia.
De verdad que me sentí sumamente agradecida y bendecida porque puedo afirmar que tengo alrededor personas que me hacen sentir inmensamente completa.
Familia y amigos no hay mayor regalo que ese. Eso sí, siempre habrá tiempo para volver a la gran manzana.
La excusa de toda esta historia es contarle sobre mis elegidos del outfit de la nueva década
Decidí comprarme un black dress porque considero que es lo «que siempre queda bien» y no me siento muy a gusto con usar color cuándo tengo que salir de noche, por lo que decidí levantarlo un poco con accesorios y make up. Además de customizarlo bordándole algunos cristales para darle un toque distintivo.
En cuánto al maquillaje, como quería usar el color HEROINE de MAC (delineado con «fashion boost», también de MAC) decidí usar los tonos más dorados y claros de mi paleta NAKED 2, de Urban Decay. En cuánto a las pestañas, opté por la máscara E75 de MAC para lograr una mirada bastante «dramática». AMO como quedan las pestañas bien cargadas, un poco simulando la mirada de Twiggy, allá por los años 60s.
Por otro lado usé una campera biker de prune, botas de Rapsodia y una cartera CHANEL que compre en mi último viaje a New York.